Eco de miradas: un reclamo silencioso

La exposición "Eco de Miradas. Un Reclamo Silencioso" nos invita a detenernos y
enfrentar las preguntas más profundas que los niños de todo el mundo, con sus miradas
inquisitivas y sinceras, lanzan al mundo adulto.
A través de una serie de cuadros, se nos presentan niños de diversas razas cuyos ojos no
solo observan, sino que interrogan, exigen, y nos invitan a reflexionar sobre el destino
que hemos tomado como sociedad.

En esta colección, las preguntas no están escritas; se revelan en la intensidad de cada
mirada, en el silencio elocuente de unos ojos que buscan respuestas. Los niños
representados en los lienzos no solo observan nuestro mundo, sino que lo cuestionan
desde su inocencia y su deseo de comprender y ser comprendidos. Sus preguntas emergen
de un lugar profundo, donde el mundo adulto intenta moldearlos desde un entorno hostil
y cargado de expectativas ajenas, desconectadas de sus verdaderas necesidades, a menudo
ignoradas.

Cada obra está cargada de simbolismo. Los detalles en pan de oro que se integran en los
cuadros representan la pureza y el valor de las preguntas infantiles, que a menudo quedan
ocultas o subestimadas en un mundo que no siempre les otorga el espacio y la atención
que merecen. El oro crea en cada cuadro una apertura hacia ese espacio divino que habita
en cada niño y que espera ser reconocido y dignificado. La elección de los formatos

también tiene un significado profundo: los retratos en círculos sobre lienzos cuadrados
sugieren la eterna búsqueda de equilibrio entre lo espiritual (representado por el círculo)
y lo terrenal o material (representado por el cuadrado), reflejando el dilema que enfrentan
los niños en un mundo que intenta definirlos según normas rígidas.

En el centro de la exposición, un único cuadro de gran formato destaca por su disposición
rectangular, aunque el retrato de la niña sigue insertado en un círculo. Esta elección
simboliza la lucha de lo infinito y lo trascendental dentro de las limitaciones impuestas
por el mundo adulto. En esta obra, la niña insinúa una leve sonrisa, como una señal de
esperanza y resistencia, una chispa que persiste a pesar de las imposiciones externas. Este
cuadro, en su amplitud y simbolismo, representa la magnitud de la pregunta que late
dentro de cada niño: la búsqueda de su identidad y la resistencia ante un molde que no
siempre corresponde a su esencia.

En el contexto de un evento promovido por la asociación Juntos por la Paz desde
Benalmádena, con motivo del Premio Noble de la Paz, "Eco de Miradas" se convierte
en un llamado urgente a reflexionar sobre cómo tratamos a los más vulnerables y cómo
nuestras acciones y decisiones cotidianas afectan el tejido mismo de la paz. La paz no es
solo la ausencia de conflicto; es también la creación de un entorno donde cada niño pueda
crecer con dignidad, seguridad, y la libertad de ser auténtico. Las miradas de estos niños
nos recuerdan que la paz comienza con escuchar, con abrir espacio para sus voces y
sueños, y con construir un mundo donde todos tengan cabida.

Estos niños nos desafían con preguntas como: "¿Estás seguro de que no quieres que sepa
quién soy?", "¿Estás seguro de que quieres que compita para llegar primero... ¿A dónde?",
"¿Estás seguro de que tengo que convertirme en alguien? ¿Estás seguro de que ya no soy
alguien?". Estas interrogantes nos obligan a reconsiderar las estructuras que hemos
construido para ellos: aulas que prometen conocimiento, pero a menudo imparten
información desprovista de sentido de pertenencia; carreras hacia un "éxito" cuya
definición no han elegido.

"Eco de Miradas" es un llamado a escuchar el reclamo silencioso de nuestros hijos, a
prestar atención a esas "cuevas del alma" donde las ansiedades no expresadas se
transforman en gritos de sueños aún no nacidos. En lugar de verlos como recipientes
vacíos que llenar con respuestas prefabricadas, esta exposición nos invita a dejar espacio
para sus preguntas, para que puedan descubrir su propia identidad en un mundo que, con
demasiada frecuencia, les dice quiénes deben ser.

Cada obra es un reflejo del potencial y la autenticidad que ya reside en cada niño. La
exposición nos reta a acompañarlos no desde la imposición de nuestros miedos y
expectativas, sino desde la apertura, el respeto, y la comprensión de quienes son y pueden
llegar a ser.

"Eco de Miradas. Un Reclamo Silencioso" se convierte en un espejo para todos nosotros,
una oportunidad para vernos reflejados en esos ojos y cuestionarnos: ¿Estamos realmente
seguros de cómo estamos construyendo el futuro de estos niños? ¿Estamos preparados
para escucharlos? Y, más importante aún, ¿estamos dispuestos aconstruir un mundo más
pacífico y justo para ellos?

OBRA

TÉCNICA

Todas las obras de esta exposición están realizadas con la técnica de óleo sobre lienzo.
En algunos casos la tela esta montada sobre bastidor y en otros se trata de cartones entelados.